Apreciada Sra. Carmena:
Me dirijo a usted como profesor de filología en la Universidad
Complutense y uno de los muchos ciudadanos madrileños (aunque vivo en la
sierra, trabajo en la ciudad, y no dejo de considerarme un vecino madrileño de
la periferia) que sintieron una enorme alegría al verla acceder a la alcaldía
de la capital, presumiendo que con usted llegaban también aires nuevos y más
respirables. Quizá por eso mi desazón ha sido mayor al saber que ha ordenado
usted colgar del edificio del consistorio un gran cartel en que se da la
bienvenida a los refugiados…en inglés.
Permita que le pregunte, Sra. Alcaldesa: ¿a quién se dirige usted con
esa bienvenida? ¿A esos refugiados? Siendo en su inmensa mayoría sirios e
irakíes, ellos hablan distintas variedades del árabe: ¿no hubiera sido más
lógico rotular el texto en esa lengua, si usted quería que de verdad sintiesen
la bienvenida? No ignora usted sin duda que, con ese mismo mensaje público, se manifiesta usted en representación de los vecinos de la ciudad de la que es usted
Alcaldesa, una población que se comunica, hasta el presente, en lengua
castellana. Sin embargo, su cartel no está ni en árabe ni en castellano. Está
en inglés, una lengua ajena para ambas comunidades. ¿A quién se dirige usted
entonces, Sra. Carmena?, ¿a quién y en nombre de quién le da la bienvenida en inglés?
No me cabe ninguna duda de que usted sabe que las lenguas no son sólo
medios de comunicación, sino que también poseen un valor simbólico. Las lenguas
son símbolos de identidades colectivas. Y digo que no me cabe duda de que le
consta porque, de hecho, usted ha elegido el inglés como idioma del texto a
sabiendas de que muchos madrileños quedan excluidos de su comprensión directa,
al igual que la mayoría de los refugiados, alfabetizados en caracteres árabes.
En cambio, podría pensarse que, quienquiera que pueda entender “Refugees
Welcome”, hubiera entendido “Refugiados, Bienvenidos”, aunque sólo fuera por su
similitud formal y su función. No, el cartel no tiene en cuenta la
comprensibilidad, sino, estrictamente, el valor simbólico.
Y, ¿qué puede simbolizar el uso de la lengua inglesa sobre la fachada
del Ayuntamiento de la capital de España? Seguramente quien le ha aconsejado al
respecto le habrá dicho que esa elección signfica “modernidad” y “globalización”.
Permítame que, aprovechando para recordarle que ésas son dos consignas
neoliberales, discrepe rotundamente con el consejo dado y con la decisión
tomada.
Esa decisión ignora la lengua de quienes serán acogidos y desprecia la
de quienes les darán acogida. El efecto simbólico de que una institución como
el Ayuntamiento de Madrid relegue el castellano para manifestarse en una
tercera lengua, una lengua sin ninguna oficialidad y ajena a todos los
implicados, sólo puede ser el de subrayar la superioridad de ese idioma sobre el
de la población concernida. Es decir, el uso de esa tercera lengua sólo puede llevar
a pensar que lo que usted y yo hablamos entre nosotros es, en alguna medida, menos
digno o menos adecuado. En cuanto a los refugiados, sirios o irakíes, sin
necesidad de hurgar mucho en ello, ¿cree usted que se sentirán identificados
con la lengua de Estados Unidos o Gran Bretaña?
Sra. Carmena, lo diré con crudeza: ese cartel tiene el mismo valor simbólico que el de la
bandera de una potencia ocupante. Es, pues, un insulto, una ofensa tanto para
la población de Madrid (y de todo el Estado, en tanto que Madrid es su capital)
como para la población de refugiados a la que se pretende dar la bienvenida.
La política lingüística existe, Sra. Alcaldesa. Quien le ha aconsejado
colocar ese cartel en esa lengua se lo ha aconsejado en nombre de una
determinada política – que es, tristemente, la misma que la de consistorios
anteriores y, a mi juicio, del todo equivocada.
Permítame algunas preguntas más: ¿cuál es el compromiso de Madrid con
la lengua castellana? ¿Cuál es su compromiso personal? ¿Duda usted de que, si
ese cartel se hubiese desplegado en Barcelona o Bilbao, no estaría redactado en
catalán o euskera, respectivamente? Y, ¿qué conclusión saca usted de eso? ¿Qué
son provincianos y catetos? No, Sra. Carmena: no son más provincianos que
otros, sino que están comprometidos con la defensa de sus respectivas lenguas,
una defensa que pasa por su visibilidad pública prioritaria. Lo provinciano, lo
cateto, es utilizar el inglés: eso equivale a declararse expresamente provincia
del imperio.
Permítame también que, aprovechando esta circunstancia, me extienda
sobre esta cuestión, que yo esperaba ver cambiar con su llegada al consistorio.
Madrid debe expresarse en castellano, en primer lugar, y orgullosamente en
castellano – una de las lenguas oficiales en la ONU y de las más universales,
con más hablantes nativos aún que el inglés. En segundo lugar, y en tanto que
capital de un Estado plurilingüe, Madrid debería dar visibilidad a esas otras
lenguas oficiales en el Estado.
Seguramente no habría tantos catalanes deseando independizarse del
país si la capital reconociese que la lengua materna de esos ciudadanos también
tiene un lugar en ella. Sra. Carmena: los lugares públicos de Madrid deberían
estar rotulados, además de en castellano, en catalán, euskera y gallego –
precisamente porque las lenguas tienen un valor simbólico y político. Cuando llega al aeropuerto de Barajas, un hablante de catalán,
vascuence o gallego, debería sentir que llega a casa y encontrar los carteles
redactados en su lengua, no porque no entienda el castellano (en general, en
esa cartelería la iconografía suple con creces la necesidad de usar cualquier
idioma), sino porque es un acto de cortesía elemental. Con ese guiño,
les reconocemos. De nuevo, el uso de las lenguas es político y no comunicativo.
No entender esto, o entenderlo sólo para ponerse de rodillas ante el inglés, es
un fracaso y una humillación para quienes esperamos desesperadamente que
alguien, por fin, comprenda algo.
La política lingüística es parte de la Política, con mayúscula. Por
favor, Sra. Carmena, revise seriamente la política lingüística del Ayuntamiento
de Madrid. Para esa tarea, me pongo encantado a su disposición.
Estando de acuerdo en que no resulta del todo adecuado haber utilizado el inglés, creo que se debe matizar en cuanto a tu deducción. Lo más probable es que no haya existido por parte de los responsables una intención de modernidad, ni una cesión al neoliberalismo como sospechas, sino algo más sencillo. Los refugiados vienen de muchos países distintos, aunque la crisis actual se centre en algunos que mayoritariamente hablan árabe. Pero conviene fijarse en las pancartas que escriben ellos mismos para intentar comunicarse con el resto del mundo, emitiendo su grito de auxilio para exhibirlo delante de las cámaras de televisión francesas, alemanas o españolas; están escritas en inglés. Probablemente eso haya contribuido al error, que sigue siéndolo, pero no por razones tan serviles como imaginas.
ResponderEliminarEl valor simbólico de las lenguas, ahí está la clave. Perfecto
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