viernes, 22 de mayo de 2009

Y ¿quién guarda al Ángel de la guarda?

En entrevista publicada por el serio, sesuso y siempre bien informado diario El País, el flamante  presidente de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría Treviño, (que, en la misma entrevista, presume de conocer los intereses de los trabajadores mejor que nadie) advierte seriamente contra la “protección excesiva” (sic) de los trabajadores que, oh, dios mío, atenta contra los objetivos fundamentales de la economía. ¿Adivináis cuáles son? Naturalmente: ¡crear empleo!

Bueno, eso ya no lo voy a comentar: hasta aquí, lo mismito que el jefe del Banco de España, que también conoce los intereses de los trabajadores mejor que nadie. Pero lo que por ningún lado cuenta El País y seguro que os interesa saber es lo siguiente: este hombre tan trabajador, que posee un impresionante currículum como vocero del neoliberalismo, fue director general de Nafinsa, la versión mexicana del ICO, entre 1990 y 1994. Unos años más tarde de su gestión, en 1999, la Cámara de Diputados mexicana formó una comisión investigadora para tratar de entender por qué aquel banco para financiar pymes había perdido cantidades ingentes de dinero público. Uno de los expedientes investigados fue, vaya, el de Ángel Gurría. De acuerdo con las conclusiones de la comisión, Gurría obtuvo ilegalmente una pensión vitalicia de 43.000 pesos mensuales por… jubilación. Eso sucedió con fecha de 16 de abril de 1994, cuando tenía 43 años y 11 meses de edad. Esas pelillas garantizadas de por vida a tan tierna edad no debieron de parecerle “protección excesiva” a este Angelito. Claro que el dirá que él no tiene problemas para que le “creen” empleo.

martes, 12 de mayo de 2009

De comadrejas y hombres

He encontrado una bonita fábula de Fedro para los “creadores de empleo”. Se titula “La comadreja y el hombre”. Sólo hace falta saber que, en la Antigüedad, la comadreja hacía las veces del gato. La fábula dice así:

Una comadreja a la que había atrapado un hombre, en su intento de escapar a la muerte inminente, le decía: “Perdóname, por favor. Acuérdate de que yo te limpio la casa de los molestos ratones.” El hombre le contestó: “Si eso lo hicieras por mi interés, te estaría agradecido y te concedería lo que me pides. Pero lo haces para aprovecharte de los restos de comida que iban a roer los ratones y, de paso, devorarlos también a ellos, así que no quieras convertir tu beneficio en un favor que me haces.” Y después de decirle eso, dio muerte a la malvada.

Sepan que esto va contra ellos quienes, trabajando en su propio provecho, encima presumen de un falso mérito ante los incautos.

Sepan los “creadores de empleo”, alias “creadores de riqueza”, que ya nos conocemos la vieja fábula.